Kultur Etxeak, Centros Cívicos, Casas de la Cultura…. son espacios que, con diferentes nombres y fórmulas, podemos encontrar en casi la totalidad de los municipios de Euskadi. A menudo son percibidos como meros contenedores de actividades pero, en realidad, son instrumentos claves de desarrollo individual y comunitario.
Quizás hayas pensado ¡qué exageración! No es de extrañar, ya que estamos hablando de una labor basada en muchas pequeñas acciones que, cada día y poco a poco, se van entrelazando. Pequeñas grandes cosas que, de forma aislada, pasan desapercibidas, pero cuando las juntas… se obra la magia.
Por si todavía dudas, hagamos un repaso de su aportación y veamos, como decía la canción, ¿a qué dedica el tiempo libre?
Como se puede apreciar, la contribución de las kultur etxeak va mucho más allá de enriquecer la vida cultural. Como núcleos de encuentro y actividad social, educativa y cultural transmiten la herencia cultural a la vez que impulsan la creación, pero, sobre todo, son espacios de transmisión de valores de convivencia y desarrollo comunitario, impulsando procesos de transformación hacia una sociedad equitativa, inclusiva, solidaria y respetuosa con las personas y con el entorno.
A mí me suena a desarrollo sostenible ¿y a ti?